Escuchar, escuchar, y tras eso, siempre, seguir escuchando. Eso es lo que toda empresa busca a la hora de querer acercarse a sus clientes presentes y potenciales, y para ello hoy en día disponemos de mil y una herramientas. Una de ellas, y la que desde hace un tiempo hemos tenido para comunicar ha sido siempre la página web. De ahí partió todo. Cuando escuchamos algo sobre alguna empresa/marca, buscamos en internet. ¿Qué es? ¿Quienes son? ?Qué hacen y para quien? Y para ello, siempre nos han ayudado las páginas web corporativas.
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Pero desde hace un tiempo hasta aquí, es evidente que todo esto ha cambiado. No nos basta con saber quienes son y qué hacen. Queremos preguntarles directamente, de tú a tú, llegando a la web 2.0, lo que requiere la participación de los usuarios. Y cuando metemos las ya omnipresentes redes sociales, llegamos a la web 3.0. Un paso, una evolución, un cambio lógico en el mercado, pasando de factor coyuntural, a un factor estructural de manera rápida y muchos, sin ni siquiera darse cuenta. ¿Hay que estar en las redes sociales? Lo tenemos más que claro. Si realmente te interesa tu público objetivo y te interesa saber su opinión, por supuesto que si.
Ayer leíamos en una noticia compartida en Twitter una historia interesante a la vez que gracios y anecdótica. Leíamos la noticia de una pequeña conversación en Facebook entre un usuario habitual de Samsung y Samsung Canada.
En resumidas cuentas, el usuario pidió, por ser consumidor habitual de productos Samsung, que le regalaran el Galaxy SIII, y como detalle, dibujaba un dragon en palabras de Samsung, «alucinate».
Este segundo, agradeciendole el dibujo y la iniciativa, tuvo que contestar que no puede regalar productos a todos los que pidan, por lo que no podría regalarselo, y además, le regalaba otro dibujo, esta vez, un canguro en un monociclo.
La historia tuvo tantísima repercursión en todos los medios (televisión, radio, prensa, e Internet) que al cabo de unos días, Samsung decidióo mandar un Galaxy SIII a dicho usuario. Un SIII muy exclusivo y especial, ya que tenía como carcasa, el dragón que había dibujado.
Es una historia que a muchos nos dan ganas de ponernos a dibujar dragones e internarlo, total, no perdemos nada, pero lo que realmente podemos aprender de aquí es la buena actuación de Samsung, que tras haber escuchado y monitorizado qué es lo que pasaba con aquella historia, reaccionó regalandole lo que buscaba, de una manera, sencillamente, brillante.
¿Qué es lo que sacamos de todo esto? Pues que hay que escuchar siempre a nuestros clientes. Que para ello hoy en día disfrutamos de la maginfica creación de las redes sociales, y decidir no utilizar estos medios, sería un lujo que no nos podemos permitir. La reputación de muchas compañias depende de lo bien o mal que respondan a los usuarios en dichas redes sociales, por lo que, ¿no creéis que merece la pena?
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